Por Natalia Becerril Martínez
De la Sierra Madre Oriental
que se funde con la tierra de los ángeles, se mira a lo
lejos, esos rostros color del barro, endurecidos por el sol y curtidos por el
trabajo, vienen con las manos llenas, de las entrañas de los cerros.
…es el lema de
“Talavera Armando” fábrica ubicada en el ombligo de Puebla, lugar de héroes y
artistas, de manos ásperas, cubiertas de la tierra que los vio nacer, sobre la
que viven y la que les da para comer.
Calidad con denominación de origen
Don Armando Pérez Domínguez es un hombre como
cualquier otro, si pasa a tu costado no podrías imaginar que de ser un artesano
se elevó a ser más que un simple comerciante, invisible frente a la multitud, pero
su brillo, radica en su visión, el amor por su patria y su pasión por la
artesanía, valores que se reflejan en cada pieza moldeada y pintada en su
fábrica, fruto del trabajo de una decena de personas que en conjunto forman
parte de uno de los pocos trabajos artesanales certificados por el Consejo
Regulador de la Talavera, establecido en Enero del 2004.
La Zona de Talavera como así
se le conoce, comprende 4 regiones del estado que son Cholula, Tecali, Atlixco
y Amozoc, que son aquellos lugares exclusivos donde se puede hallar el barro
utilizado para la producción de la Talavera, con los grados adecuados de
Calcio, Hierro y Titanio que le dan la Denominación de origen, por eso es que
en nuestro país la Talavera solo es y será siempre, poblana.
Para la realización de la
Talavera se extraen dos tipos de barro, el blanco que le da la fuerza y el café
que lo hace moldeable. En este punto es cuando inicia la magia que hace de este
arte una ofrenda a los ángeles, esos que alzaron los muros de este pueblo.
Como inicio del proceso los
dos barros se mezclan con agua y se funden entre ellos en proporciones iguales,
así, se depositan en unas tinas hechas con ladrillos para dejar en reposo aproximadamente
6 semanas a temperatura ambiente, pasado este tiempo se saca la masa y como en
fiesta patronal, los artesanos danzan sobre el barro con los pies desnudos,
hasta darle la consistencia deseada y sin burbujas. Concluido el baile, el
barro se almacena para así poder dar inicio a la creación artística.
…dice Don Gabriel
Rojas quién, en sus manos simula sostener un corazón que le permitirá dar vida
a un trozo de barro que aplasta, como tratando de exprimirle el alma. Sus treinta
y seis años de experiencia lo hacen ser el artesano más viejo de la fábrica y
la persona que ha depositado más ilusiones en todas esas piezas que día a día
cogen un rumbo fuera de la ciudad en manos de una persona que la mayoría de las
veces no sabe que lleva, un pedazo de Puebla.
“Cada
pieza la convierto en mi amante y le hago el amor, la moldeo a mi gusto, por
eso la Talavera es el gran amor de mi vida”, con
estas palabras el señor Javier Contreras nos describe el significado que tiene
para él, ser otro de los molderos de la fábrica. Con su mirada fija en el
objetivo, gira su torno para empezar a dar forma a su pieza, y tal cual, como
posiblemente Dios creó a la mujer, delicadamente estira su cuerpo y lo llena de
caricias, le forma cintura y sus caderas, hasta que obtiene por resultado una
pieza única, moldeada en la tierra pero con la divinidad del cielo.
Posteriormente al otro lado
de la habitación se ve al señor Luis Contreras sonriente, rodeado de ese olor a
tierra mojada que, si cierras tus ojos te puede llevar a esa tarde de lluvia
donde la brisa golpea tus mejillas e invade tu cuerpo de tranquilidad y
armonía, sentado sobre una pila de ladrillos hace otra pero de mosaicos que
decoraran algún muro, una fuente o llegarán a lo alto de alguna iglesia para
llenar de color esta hermosa ciudad.
Terminadas las piezas deben
pasar tres semanas para que sequen, tiempo que sin duda puede llegar a
convertirse en una eternidad, al llegar al día 21 las piezas están listas para
su primer cocción dentro de un horno que más parece un gran refrigerador y
almacena cerca de 150 piezas en su interior, durante seis horas las piezas se
someten a una temperatura de novecientos cincuenta grados.
El siguiente paso es el baño
de esmalte que le da a las piezas esa base característica color crema hecha a
partir de arena sílica, plomo y estaño, otro proceso sustancial para poderse
considerar Talavera.
Los colores de mi
tierra
Seis colores son los que
encontraremos en una pieza de Talavera, extraídos de los minerales que nutren
la tierra para decorar este mundo artificial. El azul intenso del Crepúsculo o
el de la delicadeza del cielo a medio día obtenido del óxido de Cobalto, el
negro de los cabellos de la China Poblana del óxido de hierro, el amarillo del
sol al amanecer del óxido de antimonio, el naranja de su caída al atardecer de
la Ematita y el verde de los campos del óxido de cobre.
Para la firmeza, la dulzura
del piloncillo que hace que deleitemos un buen café de olla o un buñuelo de la
abuela, y en este caso forma parte sustancial pues gracias a este podemos
plasmar los colores en nuestras piezas con la seguridad de que se mantendrán
por la eternidad, un fijador, sellador o pegamento, el caso es que este
ingrediente exquisito mantendrá viva la fotografía de cada pintura.
Posiblemente muchas veces se
pensó que es lo que le da brillo a la Talavera, y la respuesta es muy sencilla
pues siempre el color azul y el amarillo serán los colores con más relieve pues
su pintura se mezcla con un poco de arena sílica y los demás colores tendrán
menos pues se mezcla con polvo de vidrio obtenido de botellas y demás productos
reciclables que, al momento de ser horneados se cristalizarán y darán el brillo
que conocemos. Esta segunda vez las piezas se hornean a mil cien grados durante
seis horas última etapa del proceso de elaboración.
“Como
a los pintores, nos dan la libertad de crear”,
…en una habitación pequeña
con vista a la calle, mirada agachada y concentrados en su creación, están
cuatro personas ganándose la vida pintando imágenes bajadas de sus sueños,
tratando de inmortalizarlos en cada pieza, transmitiendo a través de cada trazo
la sensibilidad y la esencia de lo que es una pieza original de Talavera.
Mis manos, mi
herramienta
José García Fabián de 32
años sonrisa contagiante y mirada alegre, veracruzano, pero un experto del
plumeado, decorado sustancial preso en las calles y liberado a la vez en las
mismas, sus ojos irradian una energía característica comparada con la
inmensidad del universo, mantiene una comodidad al estar decorando las piezas,
situación que solo deja ver una cosa, Fabián como es llamado en la fábrica,
disfruta al máximo su trabajo, él como cabeza de familia es capaz de mantener a
su esposa y un hijo de 10 años, con una paga puesta por pieza, es sencillo
decir que se puede ganar lo que uno desee, pero en realidad el trabajo se debe
hacer con el corazón para que salga bien, aproximadamente uno se tarda en pintar
una taza como una hora, nos pagan cerca de 10 pesos por cada una y como todos,
solo trabajamos ocho horas y llegamos a hacer solo 8 tazas.
Otra de las artistas que
gana por pieza es la señora Beatriz Martínez la única en el lugar verdadera
poblana, ella con sus cincuenta y cinco años de experiencia ha logrado
perfeccionar su técnica, y pintar a mayor velocidad y además crear nuevos
diseños en vajillas, su técnica, el plumeado, y como ella nos dice:
La Talavera como tradición
original de Puebla es un ícono de la cultura mexicana y es sin duda el seno del
sentir poblano, pero ¿qué pasa cuando una persona dentro país se ha metido en
nuestro arte y pero aún, es quién lo hace mejor en el taller? Este es el caso
de Jairo Fangio Rasero, un colombiano de cincuenta y seis años que traza y
pinta como si en eso se le fuera la vida.
“¿Por
qué llegué aquí? Porque yo quería salir cuanto antes de mi país, llegue a la
ciudad de México pero vine a Puebla para estudiar Artes Visuales en la Antigua
Academia de las Bellas Artes y desde entonces me he dedicado a la Talavera y lo
valoro más que un millón de poblanos juntos”,
…esta es la historia de un
refugiado que en busca de una vida mejor se ha internado en lo más hondo del
arte de la Talavera y es increíble saber que existe quien no ha comido de esta
Tierra pero le da más para vivir. Jairo es uno de los dos pintores que le dan a
“Talavera Armando” un toque especial y sobresaliente, pinta murales sobre
cualquier pieza que le pongan. La Creación, Frida, postales de la ciudad, cuerpos
desnudos, la china poblana, todo es posible plasmarlo mientras se tenga la
entrega y la dedicación.
Cada uno de sus trazos es
minucioso y delicado, cada línea cada flor se vuelve única, al pintar un plato
sabe perfectamente el punto donde debe iniciar, fija un centro y crea todo un
mundo de formas. Es gracioso ver como se apoyan de utensilios creados por ellos
mismos, por ejemplo una mesa giratoria con la que pueden realizar círculos
perfectos y trazar exactamente distancias entre las piezas, y los pinceles, que
maravilla, fabricados por ellos mismos, sus pinceles son sus amigos más
entrañables y sus cómplices, creados a partir de cola de caballo y barbas de
chivo, por su dureza y resistencia, son del único material que pueden estar
hechos y llegan a durar hasta un año completo.
Del otro lado del salón
vemos un joven veintisiete años de ilusiones que desembocan en sus manos que
harán la creación de un arte exclusivo, fiel a sus raíces y fiel a su
convicción, 5 años de experiencia le han bastado para hacer creaciones
esplendorosas, mujeres con su cabellera rodeando los jarrones, caballos
galopando de un plato a otro y charros bailando sobre una pila de platones.
Esta es la vida que pinta José Luis estudiante, pintor y un completo soñador.
Su mayor creación fue vendida en dieciséis mil pesos y su presente a de ser una
repisa de un empresario Suizo que logró ver en esta pieza de tan solo 60
centímetros los ojos y manos de José Luis.
Original, cero imitaciones
Para los artesanos como para
toda nuestra sociedad la desvalorización del trabajo ha caído sobre ellos como
balde de agua fría, la producción en serie y las grandes industrias nos
hicieron cada día más ajenos al trabajo manual.
Enfrentados a esta realidad
los fabricantes de Talavera se han visto en la necesidad de bajar sus precios y
por tanto ignorar la norma DO4, para así poder fabricar más y a menor precio.
Desde el centro de Puebla hasta otras regiones del país vemos anaqueles
repletos de piezas baratas, de un mismo diseño que se venden al mayoreo y que brindan
a familias enteras la estabilidad económica que la Talavera original no le da.
Los colores han cambiado, ya
no tienen el reflejo del horizonte que miro al levantar el rostro, son más
brillantes, artificiales.